psicologia-perdida-ser-querido-covid19Ante la situación actual de pandemia por la que estamos atravesando, se habla de medidas de higiene, de sana distancia y de evitar compras de pánico. Los medios de comunicación nos piden usar cubrebocas, practicar estornudo de etiqueta y quedarnos en casa para evitar contagios. Nos informan sobre los perjuicios a la economía y nos proporcionan las cifras de casos confirmados, descartados, recuperados y decesos.

Estamos bombardeados(as) de noticias sobre el COVID19 y todo parece tratarse de números y de recomendaciones sanitarias. Mucho de lo que se teme implica pérdidas: de salud, materiales-económicas, de relaciones sociales, de oportunidades laborales. Sin embargo, existe una realidad de la que tal vez no se habla lo suficiente, pero será una posibilidad dentro de lo que acontecerá a nuestro alrededor durante las próximas semanas o meses: el duelo ante la pérdida de un ser querido a causa de esta nueva enfermedad.

Por ello, he pensado en escribir este artículo con la intención de ayudarte a comprender con más claridad el proceso de duelo y proporcionar algunas estrategias para manejarlo en el lamentable caso de perder a alguien.

Primero necesitamos entender ¿qué es el duelo? De acuerdo a algunos especialistas, el duelo es un proceso psicológico que ocurre a partir de la pérdida de un ser amado que, cuando llega su fin, está asociado a la aceptación de la ausencia de esa persona (Paul, 1967; citado en Goldbeter-Merinfeld, 2003). Es importante mencionar que existen duelos por pérdida de las capacidades, de las relaciones con personas, evolutivas (desgaste por edad), entre otras (si quieres saber más de otros tipos de pérdida, puedes consultar el artículo de Corbin (s.f). No obstante en este artículo abordaré únicamente el duelo a causa de la pérdida de un ser amado.

Cada experiencia de duelo es diferente de acuerdo a la persona que lo experimenta; es decir cada persona cuenta con recursos y fortalezas diversas que le ayudan a sobreponerse a esta experiencia.

El duelo también se asocia a factores sociales, culturales, históricos y afectivos. Por ejemplo, en la antigüedad la persona a punto de morir reunía a la familia para delegar posesiones y despedirse; tomando un papel activo en la toma de decisiones sobre el momento de su muerte. En la actualidad, la mayoría de las personas muere en hospitales y en ocasiones, en soledad, tal es el caso o los casos de muchas personas que han perdido a sus seres queridos a causa del COVID19 sin poder despedirse, y en algunos países incluso se ha tomado prácticamente como obligación la cremación del cuerpo de los fallecidos por cuestiones de seguridad sanitaria, lo cual vuelve ambigua la pérdida (García y Suárez, 2007).

Kübler y Kessler (2016), aclaran que no hay una forma determinada de vivir la pérdida y el duelo; nos aclaran que las etapas que se han sugerido sobre el proceso de duelo, pueden vivirse de forma distinta; incluso puede ser que no se experimenten todas, pues se trata de un proceso dinámico y no lineal. Ellos nos proponen cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación; todas ellas son reacciones que puede experimentar alguien que sufre una pérdida.

La etapa de negación:

Las personas no pueden creer que su vida transcurrirá sin la presencia de la persona fallecida; es común escucharlas expresar cosas como “no puedo creer que no la veré más” o “no puedo creer que ya no escucharé más su voz cuando llegue a casa”. La negación tiene que ver con la dificultad para asimilar que el ser amado ya no estará más y es posible que las personas en esta etapa se paralicen o se comporten con cierto grado de insensibilidad; probablemente te preguntes una y otra vez ¿cómo es posible que esto haya pasado?, ¿por qué tenía que contagiarse él/ella?, ¿por qué tuvo que llegar este virus? o puede suceder, que te encuentres a tí misma(o) hablando de tu experiencia con mucha frecuencia con las personas que te rodean. Mientras las personas transitan esta etapa, pueden darse cuenta poco a poco de la realidad y de que no hay vuelta atrás; no hay nada que se pueda hacer, esta es la realidad y la negación puede comenzar a disiparse para darle oportunidad a otros sentimientos a los que no habías puesto atención.

Los cuestionamientos que surgen en esta etapa, aunque son normales, también agregan más dolor al que ya de por sí estamos sintiendo al perder a nuestro ser querido. No hay una respuesta a estas preguntas o algo que nos compruebe que hacer algo más de lo que hicimos pudiese impedir lo que sucedió; reconoce y valora lo que hiciste por la persona que perdiste cuando estaba con vida; pregúntate de qué manera eso que hiciste o el amor que le diste fueron significativos y valiosos para esa persona, ¿qué diría esa persona respecto a ello? Tal vez diría que fue muy importante y nos hablaría de las razones por las que lo considera de esa manera. Reconoce tu sentimiento y ten en cuenta que esos pensamientos, seguramente están ligados a esa emoción y que identificarlo puede ayudarte a comprender la razón por la que tienes esas ideas.

La etapa de ira:

Puede aparecer sin la necesidad de una razón lógica; puedes sentir ira contigo misma(o) por no haber tenido ciertos cuidados hacia tu ser amado, ira contra él/ella por no haberse cuidado o ira con los médicos porque no la/lo salvaron. Puede ser que te sientas enojada(o) con con él/ella porque sientes que te abandonó, porque debió cuidarse más para no contagiarse, puede que estés enojado(a) con la vida porque sucedió demasiado pronto y ahora te encuentras en esta situación, es probable que estés enojado(a) con Dios (si eres creyente) porque te quitó a la persona que amabas, porque no lo protegió de la pandemia, o porque trataste de ser bueno(a) y sientes que Dios te falló. No importa cuál sea la razón por la que te sientas así, lo importante es saber que esta emoción es necesaria en tu proceso de sanación; en ocasiones, la ira tiene una función preparatoria a otros sentimientos y por ello la sentimos; dejamos de hacerlo cuando estamos listas(os) para enfrentar las emociones que vienen, como el dolor.

Si te encuentras en esta etapa, resulta indispensable reconocer que esta emoción es válida. Socialmente algunos sentimientos como la ira, la tristeza o el miedo son percibidos como emociones que debemos evitar sentir; a menudo podemos escuchar a las personas decir, “no estés triste, no llores, tranquila(o)”, “¿por qué te enojas?, no te enojes, el que se enoja pierde”, “no tengas miedo, no tienes porqué tener miedo, no pasa nada”; sin embargo, todas las emociones son válidas e importantes sin excepción. Es normal que se presente la ira; por tanto, permítete sentirla y evita contenerla, exprésala hablando de ella con los familiares o amigos(as) con quienes sientas más confianza, puedes expresarla escribiendo, dibujando o de cualquier otra forma, evitando lastimarte o lastimar a terceros(as), pero déjala estar y déjala salir.

La etapa de negociación:

A menudo ocurre cuando la persona aún está con vida pero su estado de salud es grave. En esta etapa experimentamos muchos anhelos; queremos que la persona amada recobre la salud, que suceda un milagro y se alivie; posiblemente nos encontramos intentando hacer un trato con Dios o con la vida según sean nuestras creencias: “por favor Dios, haz que se recupere, haz que el virus se vaya de su cuerpo”., “Dios, si le ayudas a recuperarse, te prometo que le visitaré más, te prometo que seré mejor persona”. Asimismo, podemos experimentar culpa por no haber hecho algo o por haber hecho algo que creemos, puso a nuestro ser querido en esa terrible situación y tratamos de comprometernos con nosotros(as) mismos(as) a no hacerlo o, a tomar ciertas acciones a cambio de que la persona siga con vida. En otras ocasiones, cuando hemos aceptado que la muerte vendrá y que la persona amada se irá, tratamos de pactar para que su muerte no sea dolorosa o en sufrimiento.

La etapa de depresión:

La depresión experimentada no se trata de una enfermedad mental, sino de una serie de sensaciones que se experimentan tras el vacío de la pérdida. Es posible que una(o) tenga la impresión de que nunca acabará el desánimo o desinterés; puede ser más difícil realizar las actividades cotidianas que usualmente hacías o si las haces no les encuentras un sentido. La depresión tras una pérdida, normalmente se ve como algo que se debe evitar experimentar; sin embargo, es importante que sepas que es un recurso importante para llegar a la aceptación; puesto que te hace ir más despacio e ir asimilando el presente sin la persona amada. Aunado a la dificultad para estar más animado(a), está el confinamiento en el que estamos tras la pandemia; no ver con frecuencia a otros familiares puede dificultar más esta experiencia; en otro momento, ver a tus demás seres queridos podría ser de ayuda para sentirte reconfortado(a) y tener momentos en los que estés con más ánimo, pero en aislamiento habrá que encontrar formas de que la depresión no tome el control de tu vida, más adelante te comparto algunas ideas que pueden apoyarte.

Como lo mencionaba en líneas anteriores, hay emociones que tratamos de censurar y esto mismo puede suceder al sentirse deprimidos(as). En esta etapa hay que cuidar que no se convierta en una depresión a largo plazo. La depresión normal que se vive tras la pérdida de un ser querido es una tristeza profunda y puede variar de acuerdo a la cercanía que se tenía con la persona, pero si sientes que se está convirtiendo en algo que no puedes controlar, pide ayuda, consulta a un profesional de la salud mental. Asistir a terapia puede ser de ayuda e incluso puede ayudar a que, junto con tu terapeuta, evalúes si requieres del apoyo de los profesionales de la psiquiatría para una posible medicación. Si la tristeza profunda que sientes aún es aceptable, Kübler y Kessler (2016), nos sugieren mirarla como una visitante, tal vez es una no deseada, pero permítele acompañarte durante un tiempo; invítala a pasar a tu vida y a estar presente en las actividades cotidianas que haces, cuando logres aceptarla como una compañera en tu día a día, desaparecerá cuando menos lo pienses. Aquí te comparto un breve cuento que puede servirte para entender mejor esta idea, escrito por Eva Land: “Tristeza. Manual de usuario”.

La etapa de aceptación:

Es erróneamente concebida como el momento en el que por fin nos sentimos bien y estamos de acuerdo con lo que ha pasado; no obstante, no es así, tiene que ver con aceptar que nuestro ser querido se ha ido físicamente y que ello es irreversible; es decir, que su ausencia física es permanente. Se trata de aprender a vivir con esa realidad, adaptarnos a las nuevas circunstancias familiares y cotidianas sin la persona amada y dejar de sentirnos como en un inicio; probablemente ya no te sientas enojado(a), tal vez sigues sin hallar las respuestas a tantas preguntas que te hiciste, pero finalmente aceptas que no tienen respuesta o que pueden tener muchas respuestas pero que no hay certeza sobre alguna de ellas. Es posible que comiences a vivir con más consciencia la realidad que trae consigo la pérdida de tu ser querido, que inviertas más en la relación con otras personas que quieres o, en la relación contigo misma(o).

Recordemos que cada persona vive de formas muy diferentes el duelo y que es posible experimentar o no, cada una de las reacciones anteriores o experimentarlas en órdenes diversos. Asimismo, es posible vivir otras reacciones que nos obstaculizan el superar la pérdida; por ejemplo, en el caso de las familias que tienen a algún familiar enfermo(a) a punto de fallecer, se pueden presentar algunos “bloqueos” y éstos pueden darse en tres niveles (Goldbeter-Merinfeld, 2003):

El primero sucede a nivel individual, cuando pensamos que hay que estar fuertes, no mostrar el dolor para no ser visto(a) como una persona débil o atribuirse la responsabilidad de estar fuertes para que los demás puedan llorar y desahogarse. El segundo se puede dar a nivel familiar; por ejemplo, en algunas familias se intenta mantener al margen a los(as) niños(as) sin involucrarlos(as) en el proceso de duelo o no anticiparlos(as) a la pérdida, otras familias vuelcan toda su atención sobre las necesidades de la persona enferma y desatienden las necesidades emocionales propias y las de otros familiares, que tienen ante la posible pérdida; otras más, evitan hablar con claridad y a detalle con la persona enferma sobre su estado de salud, impidiendo que ésta pueda ir procesando la realidad en la que se encuentra y a la par, que nosotros(as) mismos(as) lo hagamos. El tercero tiene que ver con la red de atención médica; algunos(as) médicos(as) se encuentran ante la dificultad de no saber cómo comunicar la situación de la persona enferma; no son claros, utilizan un lenguaje técnico que no permite comprender la situación o lo hacen de una manera simple, que tampoco funciona para que la familia a su vez lo pueda comunicar a la persona enferma,o bien, para que la familia pueda ir asimilando lo que está por venir.

La presencia de los bloqueos anteriores y el proceso de duelo en sí mismo, son experiencias que no siempre sabemos cómo manejar y si no sabemos como personas adultas que somos, cómo hacerlo, más difícil se nos hace tratar el tema con los niños(as). Aunado a lo anterior, es importante considerar las circunstancias en las que ha ocurrido la pérdida por COVID19: no haberte podido despedir de tu ser amado como hubieses querido, no haberlo(a) podido acompañar en su lecho de muerte, ni haberle podido cuidar o visitar como te hubiera gustado. Por ello en las líneas siguientes, te comparto algunas otras ideas que pueden ayudarte a sobrellevar la pérdida y a ayudar a los niños(as) de tu familia a hacerlo:

1) Realiza rituales de despedida. Ante las circunstancias en las que se están dando los decesos por COVID19, probablemente no puedas despedirte como quisieras de la persona amada; junto con tu familia ideen estrategias para despedirse de tu familiar; quizá puedan redactar una carta y pedirle al personal hospitalario o de la funeraria que la lea por ustedes, traten de encontrar un enlace entre ustedes y su ser querido. En Italia, por ejemplo, algunos médicos(as) realizaban una videollamada para que las familias pudieran despedirse de sus seres amados, hay quienes hicieron donaciones de tabletas electrónicas para apoyar estos rituales; por supuesto estamos en culturas distintas, pero las acciones que se han llevado a cabo en Italia, nos pueden dar un ejemplo de lo que podemos hacer para despedirnos de quienes amamos (ver La última videollamada: pacientes con coronavirus en Italia se despiden de sus familias, 2020). Los rituales de despedida nos ayudan a darle significado compartido a la experiencia y a expresar nuestros sentimientos. Nos permiten dar estructura a la experiencia caótica por la que atravesamos y a ser más conscientes de la pérdida.

Si acaso no te sientes cómodo(a) con una despedida compartida con el personal hospitalario o funerario, puedes idear algún ritual individual o familiar que te ayude a despedirte y a recordar a la persona; escribir una carta y leerla frente a un objeto que la simbolice o frente a un retrato suyo, redactar una carta en conjunto con otros miembros de la familia y organizar un homenaje donde se lea la carta, seleccionar un poema, una canción que represente sus sentimientos, o seleccionar un espacio en casa que sirva de recuerdo u homenaje a esa persona, ahí puedes colocar flores o adornos agradables con una fotografía que represente la relación que tenían con la persona. Si te sientes con más fuerza podrías elaborar un video para rememorar los momentos con él/ella o un albúm de fotos. Utiliza tu creatividad para organizar un acto significativo y despedir a tu ser amado, permítete expresar cada sentimiento que se presente, no te quedes con nada.

2) Rituales a distancia. Si no te encuentras con todos los miembros de la familia para despedir al ser amado y debido al resguardo domiciliario, no puedes organizar una reunión presencial, reúnanse a través de los medios digitales; pueden acordar un día y una hora para realizar una videollamada a través de alguna plataforma (skype, zoom, etc.) y poner en marcha las ideas que previamente hayan planificado para despedirse de él/ella; incluso, si profesan alguna religión, podrían pedirle a su líder espiritual que les acompañe y participe.

3) Inclusión de toda la familia. Recordemos que esta experiencia tocará los corazones de todos los integrantes de la familia, por ello, debes incluir en estos rituales, a niños(as) y personas mayores y con discapacidades. Todos(as) tenemos derecho a despedirnos y a expresar nuestro sentir ante la pérdida, platica con los(as) más pequeños(as) de la familia sobre lo ocurrido y sobre cómo se sienten, no temas encontrarte con el llanto o la tristeza del otro(a), es normal tener estas reacciones y debemos permitirnos desahogarlas. Explica a las(os) niñas(os) que la muerte es parte de la vida, normaliza y valida sus sentimientos, evita dar explicaciones no reales sobre la situación, como decir que se fue de viaje y tardará en regresar, lo anterior sólo generará una expectativa en el niño(a) y no le permitirá vivir su duelo. Aquí te comparto algunos materiales literarios que pueden ser herramientas para hablar de la muerte con los niños:
Llora corazón, pero no te rompas, de Glen Ringtved.
¿Dónde está el abuelo?, de Mar Cortina.

Recuerda que el dolor producido por la pérdida de un ser amado depende de la cercanía que tenías con esa persona y las circunstancias en las que lo/la has perdido. Cada duelo es único con particularidades específicas relacionadas a la persona que lo vive, sus recursos y fortalezas, redes de apoyo, formas de afrontarlo, etc. Puede ser que experimentes sólo algunas de las etapas que nos proponen los autores antes citados, o que el orden en las que se mencionaron no sea precisamente el que describa tu duelo; cada uno de estos procesos son únicos, aprópiate del tuyo e identifica tus necesidades de acuerdo a tu experiencia, pide ayuda si lo requieres. Espero que este artículo pueda darte herramientas e ideas para superar tu duelo, te acompaño en esta vivencia y te abrazo en la distancia. Deseo que encuentres la forma se seguir adelante.

Si este artículo te ha sido de ayuda, compártelo con tus familiares, amigos(as) tus conocidos(as) que estén pasando por una situación similar y cuéntanos qué otras cosas te ayudan a superar esta experiencia.

Para profundizar en el tema:

Corbin, J. (s.f.). Los 8 tipos de duelo y sus características. Recuperado de: https://psicologiaymente.com/psicologia/tipos-duelo

Cuenta cuentos para educar. (2012). ¿Dónde está el abuelo? Recuperado de: https://www.semana.com/mundo/articulo/la-ultima-videollamada-pacientes-con-coronavirus-en-italia-se-despiden-de-sus-familias/657717

García, R. & Suárez, M. (2007). La pérdida ambigua: una prolongada aflicción de la familia. Psicologìa y Ciencia Social. 9, (2), Pp, 32-41.

Goldbeter, E. (2003). El duelo imposible. La familia y la presencia de los ausentes. Herder: Barcelona. Pp, 334.

Guía para las personas que sufren una pérdida en tiempo de Coronavirus (COVID19) (Pautas elaboradas por especialistas en duelo y pérdidas). (2020). Recuperado de: https://drive.google.com/file/d/1FMHOMqx8zBfQf0OcldU2vGYbg9l3Gfw4/view?fbclid=IwAR0Zke_1LKBSt-MYBHI8w_uEtNveK7lZK_Rk_GsUTh4WyF0M5OEzuxiSDj0

Kübler, E. & Kessler, D. (2016). Sobre el duelo y el dolor. Luciérnaga: Barcelona.

Rincón de la psicología. (s.f.). Tristeza, Manual de usuario: El libro para dar a la tristeza el lugar que merece en nuestra vida. Recuperado de: https://rinconpsicologia.com/tristeza-manual-de-usuario-libro/

Rincón de la psicología. (s.f.). Llora corazón pero nunca te rompas: Una conmovedora reflexión ilustrada sobre la pérdida. Recuperado de: https://rinconpsicologia.com/llora-corazon-pero-nunca-te-rompas-una/

Semana. (2019). La Última videollamada: pacientes con coronavirus en Italia se despiden de sus familias. Recuperado de: https://www.semana.com/mundo/articulo/la-ultima-videollamada-pacientes-con-coronavirus-en-italia-se-despiden-

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