Psicologia de la procrastinacion

Seguro que en incontables ocasiones has comenzado el día con la actitud más positiva y la mejor intención para concretar tus planes y proyectos. Has leído muchas historias sobre los hábitos de las personas exitosas y no te cabe duda de que el secreto está en el hacer. Tienes ánimo de convertirte en la persona más responsable y productiva del mundo al despachar esa gran lista de compromisos familiares, laborales o académicos que te acechan, pero sucede que al final del día te percatas de que lo único que lograste fue aplazar.

Cediste a la seductora idea de -“Mejor lo hago mañana”- y tienes que pagar el alto precio de no haber resuelto las cosas a tiempo, por lo que no te queda más que autocompadecerte con un: – “Debí haberlo hecho ayer”-.

¿Tendrías que preocuparte si lo anterior te sucede con mayor frecuencia de la que desearías? La respuesta es SI. 

Los psicólogos llamamos procrastinación a la tendencia de postergar voluntariamente un curso de acción a pesar de tener la oportunidad para actuar, esperando lo peor de la situación como resultado de la demora.

Aunque procrastinación parezca un término de moda en el entrenamiento para la “Administración del tiempo” (time management en el Mainstream), la investigación científica nos ha permitido ver que la tendencia de las personas a postergar responsabilidades, actividades y compromisos guarda una estrecha relación con problemas que tienen graves consecuencias sobre la calidad de vida de las personas, entre los que podemos mencionar:  la deserción escolar, el deterioro de la salud, el divorcio, la pérdida del trabajo, el perjuicio en las relaciones sociales, además de graves dificultades en la administración de las finanzas personales.

Por lo anterior, contar con estrategias no solo para planear o administrar el tiempo, sino también para actuar oportunamente y solucionar los pendientes, se vuelve una competencia fundamental para cumplir con las demandas cotidianas, logrando con ello mejorar la tranquilidad y el bienestar tan necesarios para funcionar al ritmo y expectativa de las sociedades contemporáneas.

Procrastinar, aplazar o postergar (entiendanse éstos tres términos como equivalentes) no suele ser un problema intelectual. Mejor aún, diversas experiencias de investigación han demostrado que los procrastinadores son bastante inteligentes, pues también cuentan con habilidades para definir metas y planificar cursos de acción. Sin embargo, la mayor dificultad que se les presenta es la imposibilidad de identificar el contexto adecuado para la implementación de las acciones. 

Partiendo de ese principio, resulta importantísimo trascender el pensar, con el hacer. Pero no “un hacer” que se traduzca en una acción ambigua, ineficiente, caprichosa, improvisada, tardía o fuera de contexto, sino un “hacer” con expectativas alcanzables, preciso en el tiempo, que se aborde en una situación específica e identifique los medios adecuados para desarrollar acciones oportunas  y pertinentes con las que se concrete lo planeado.

Por lo anterior en los próximos apartados nos proponemos explicarte 6 estrategias psicológicas con sustento científico que pueden ayudarte a mantener a raya la procrastinación.

1) Utiliza un calendario o agenda: 

Como explicamos líneas arriba, definir el contexto de implementación de las acciones requiere de una serie de precisiones que no debes confiarle a la memoria. Una agenda o calendario, es una poderosa herramienta que puede ayudarte a controlar y registrar con precisión todos los pormenores de eventos que se traducen en compromisos o tareas a cumplir ,evitando el riesgo más común que puede arruinar por completo la consecución de tus objetivos: el olvido.

La agenda es un instrumento esencial para organizar compromisos especificandolos en el tiempo, además de permitirte anotar todos los detalles en relación a dichos eventos, por ejemplo ¿Qué día?, ¿A qué hora? ,¿De qué trata?, ¿Con quién o quienes? ,¿Qué hay que hacer?, ¿Dónde? (es el tan mencionado contexto de implementación de las acciones del que hablábamos).

Aunque puedes optar por una agenda tradicional, tener una agenda electrónica será la mejor opción debido a que te permitirá almacenar, representar y recuperar información a una velocidad que es imposible lograr con una agenda de papel.

Considera la agenda como tu principal aliada, administradora de tu tiempo, consejera y fiel asistente.  Verás que al traducir tus actividades cotidianas en eventos de agenda, comenzarás a ser muchísimo más sistemático en la forma de despachar tus compromisos, mejorando tu eficacia y responsabilidad tanto en las situaciones más simples, como en las más complejas.

2) Utilizar la estrategia de “Sí….Entonces”

De acuerdo con Gollwitzer y Wieber (2010) se puede aprender a automatizar el control de la acción.  Esto puede lograrse si te planteas el realizar una acción vinculandola a un contexto, en una lógica de “Si esto (contexto)…..entonces aquello (acción)”. Por citar un ejemplo muy cotidiano, si no quiero aplazar el escribir un ensayo puedo plantearlo como “Si enciendo mi computadora, entonces trabajaré media hora sobre mi ensayo”.

Ahora bien, conviene especificar con mayor detalle el contexto definiendo el ¿Cuándo? ¿Dónde? y ¿Cómo? inmediatamente después del “Sí”. Siguiendo con el ejemplo del párrafo anterior, podríamos agregar: “Si enciendo mi computadora el día de hoy a las 8 pm, en el estudio de mi casa, abro el procesador de texto y entonces trabajo media hora sobre mi ensayo” (esto podrías agregarlo también dentro del contexto del evento de tu agenda).

De acuerdo con dicha propuesta, encender la computadora debería activar automáticamente el comportamiento vinculado al trabajo sobre el ensayo sin requerir una segunda acción consciente.

Los hallazgos demuestran que quien recibe entrenamiento en plantear tareas y compromisos de esa manera, tiene mucha más resistencia a la procrastinación y es mucho más eficaz al despachar sus compromisos, por lo que te recomendamos ejercitar ésta estrategia de apoyo para cumplir con tus compromisos cotidianos ¡Cuéntanos que tal te va con ella!

3) No seas perfeccionista:

Parte de expectativas reales y alcanzables respecto a lo que vas a hacer. Es contraproducente querer hacer las cosas con un grado de perfeccionismo que impida sentirte satisfecho con los resultados de las acciones. La literatura científica muestra que las personas perfeccionistas llegan eventualmente a considerar aversivas las metas que se plantean a causa de la insatisfacción que les genera la expectativa de perfección. Para lograr algo hay que mantenerse motivado y esa motivación sin duda se encuentra relacionada con sentirse con la capacidad necesaria para realizar la tarea. Te sentirás incapaz de alcanzar una meta muy ambiciosa y compleja para lograrse en el corto plazo. Sin embargo existen estrategias para ello (ver el siguiente apartado).

4) Establece metas alcanzables y mantén saludable tu sentido de competencia: 

Si vas a enfrentar una tarea que resulta compleja y requiere una cantidad de tiempo considerable para lograrse, los expertos aconsejan dividirla en actividades más básicas, sencillas y fáciles de ejecutar. En los entornos empresariales y en las ciencias de la administración suele llamarse “administración de proyectos” al conjunto de técnicas, y estrategias para poder  planificar, administrar, monitorear y ejecutar tareas complejas de carácter más general, que pueden descomponerse en diversas “subtareas”. Puedes familiarizarte con algunos de sus principios, leyendo libros, buscando artículos o videos didácticos en YouTube sobre el tema. La administración de proyectos no solo es un recurso para utilizarse en el ámbito profesional, ¡es de extrema utilidad en la vida cotidiana!.

Existen también  servicios y aplicaciones informáticas que pueden ayudarte a administrar tus tareas, definirlas, categorizarlas, documentar tus avances y recibir recordatorios oportunos antes de agotar los plazos límite. Aplicaciones como Trello, Monday, o Podio pueden ayudarte a organizar el trabajo de manera más eficiente ¡Pruébalas!

5) Evita Distracciones: 

Existen una serie de investigaciones psicológicas muy célebres en torno a lo que posteriormente se llamó “estado de flujo”, el cual consiste en un estado mental en el que se tiene un nivel de atención y concentración plenas por lo que se pierde la noción del tiempo y es cuando mejor desempeño tenemos en la actividad que realizamos (Csikszentmihalyi, 1998).

Todos en algún momento hemos podido llegar a ese estado. No obstante, una de las principales dificultades para llegar al estado de flujo son precisamente las distracciones. Para evitar que te asalten distracciones habrás de asegurarte de trabajar en un lugar cómodo, con la disposición e iluminación adecuadas.

Desactiva las notificaciones de la computadora y celular. No utilices las redes sociales mientras trabajas, y si  te es posible, trabaja en privado. De lo contrario deberás comunicar asertivamente a amigos, familiares o compañeros de trabajo que estarás inmerso en tu actividad. No obstante lo más importante será que no hagas excepciones a fin de que también tú respetes el tiempo destinado a desarrollar la tarea.

También existen estrategias “metacognitvas” para poder trabajar con base en resultados y administrar las metas y los periodos de descanso de manera inteligente. El “método pomodoro” suele ser auxiliar en ello, brindandote un sistema para plantear las metas, definir tus periodos “ininterrumpidos de trabajo” y también planificar tus descansos.

6) Utiliza la Presión Social Positiva:

En mis años como estudiante de doctorado, mi tutor solía decir que “la responsabilidad es cumplir con los compromisos socialmente asumidos”. Comprometerse socialmente es en este caso, lo que sugiere el concepto de  “presión social positiva”. Comunicar a otros lo que vamos a hacer (nuestros objetivos) para que brinden seguimiento y retroalimenten nuestros avances suele ser un incentivo ingenioso para lograrlo (Saunders, 2019).

Puede ser un profesor, tu entrenador, un familiar o un compañero de trabajo con quien pongas en marcha dicho ejercicio. Asegúrate de que esta persona pertenezca a tu círculo de confianza o red de apoyo para que tenga interés auténtico en lo que hagas. Infórmale sobre tus objetivos y coméntale tus avances desde el inicio hasta su consecución.

Puedes utilizar las redes sociales para hacer tus anuncios y recibir comentarios (aunque habrá que hacerlo con cuidado). Las aplicaciones móviles deportivas por ejemplo, suelen incorporar mecanismos de presión social positiva en sus interfaces, permitiéndote compartir tus logros con la comunidad para ayudarte a superar tus marcas.

Siempre que tus amigos o conocidos estén de acuerdo, puedes apoyarte de este recurso.

Hasta aquí, te he proporcionado un conjunto de estrategias que si bien pueden ser útiles para ayudarte a superar la procrastinación, no necesariamente sustituyen el asesoramiento de un profesional de la salud que en los casos “más graves” de procrastinación puede ayudar a desarrollar habilidades y sistemas de trabajo que faciliten alcanzar las metas familiares, académicas, de salud, económicas, profesionales o de cualquier otro tipo.

¿Y has tenido dificultades para cumplir tus objetivos en los plazos que te propones? Compártenos ¿Qué es lo que te ha funcionado hasta hoy para lograrlos?

Para saber más:

Csikszentmihalyi, M. (1998). Creatividad: el fluir y la psicología del descubrimiento y la invención (pp. 41-71). Barcelona: Paidós.

Saunders, E. G. (2019). 3 Ways to Motivate Yourself When You Don’t Have a Deadline. Harvard Business Review. https://hbr.org/2019/09/how-to-motivate-yourself-when-you-dont-have-a-deadline?fbclid=IwAR1JAJbp2d6CqFFxKLE3fbk8iPbkMzj8rSYzld-6c2Iqar4dfG6lop7mTqI

Wieber, F., & Gollwitzer, P. (2012). Overcoming Procrastination through Planning. En A. Chrisoula & M. White (Eds.), The Thief of Time: Philosophical Essays on Procrastination (pp. 185-215). Oxford University Press.[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

Lo que opinaron en las redes