Psicoterapia conversaciónAlgunos historiadores ubican como parte fundante de la evolución humana el desarrollo del lenguaje, argumentando que a través de éste, nuestros antepasados pudieron transmitir conocimiento a sus semejantes e influir en su comportamiento.

Humberto Maturana, biólogo chileno, señala que actualmente el ser humano se desarrolla por y dentro del lenguaje; él denomina «lenguajear» a la actividad de pensar y transmitir información por medio del lenguaje. Usamos el lenguaje y estamos dentro de éste, lenguajear, es un verbo.

Si el ser humano “lenguajea”, podemos decir que las dificultades o problemas que se le presentan pueden ser expresados en forma ideas y narraciones, por lo tanto podemos llegar a su solución o resolución por este mismo conducto.

En términos prácticos podemos solucionar dialogando y conversando. Nótese que evito decir “discutiendo” o “confrontando” ideas; discutir o pelear usando el lenguaje tiene como efecto básicamente la anulación de una idea sobre la supremacía de otra.

Pero las ideas no nos afectan, nos afecta quién nos las dice y cómo nos las dice (en otro artículo hablaremos de las emociones, sentimientos y su relación con la comunicación).

Podemos concluir lo anterior planteando que el lenguaje es elemental para el desarrollo humano, como lo es para la sana convivencia con nuestra familia, pareja, amigos y amigas, etcétera, ya que nos da un marco de referencia sobre cómo pensamos. Aquí les voy a compartir un tip para que lo practiquen esta semana con alguna persona cercana: OÍDOS BIEN ABIERTOS.

Si llegasen a tener una diferencia respecto a cualquier tema, primero, escuchen: abran bien los oídos y permítanse escuchar a esa persona, logren entender todo lo que dice, intenten percibir la validez de sus ideas. No se pregunten si una idea es mejor que otra pues ninguna opción en sí misma es mejor que otra, sólo son opciones dentro de un mar de posibilidades.

Después de escuchar verifiquen si lo que escucharon es lo que la persona quiso decir. Si fue así, continuemos la conversación con un: – permíteme reflexionar lo que dices.

Estoy seguro de que no habrá confrontación, seguramente la otra persona se sentirá validada, escuchada, y mejor aún: comprendida. De esta manera abriremos la pauta para dialogar, para comunicarnos de forma asertiva y construir comprensiones compartidas.

¿Recuerdas alguna conversación en donde hayas confrontado en lugar de dialogar?

Te invito a poner en práctica lo que sugerimos en esta nota. De hacerlo, cuéntame por favor como te fué.

Nos leemos hasta la próxima entrega.

Para saber más:
Maturana, H. & Varela, F. (1990). El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del conocimiento humano. España, Madrid: Debate.
Maturana, H. (1997). Emociones y lenguaje en educación política. Chile: Dolmen
Ediciones.
Watzlawick, P. (1980). El lenguaje del cambio. Barcelona: Herder.

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